“Chatarra
electrónica”
La chatarra electrónica,
desechos electrónicos o basura tecnológica, se refiere a todos los productos
eléctricos o electrónicos que han sido desechados o descartados, tales como:
computadoras, celulares, televisiones y electrodomésticos. De acuerdo a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) un desecho electrónico es
todo dispositivo alimentado por energía eléctrica cuya vida útil haya
culminado. La convención de Basilea por su parte define la basura electrónica
como todo equipo o componente electrónico incapaz de cumplir la tarea para la
que originariamente fueron inventados y producidos, y estos al ser desechados
pasan a ser basura electrónica.
La basura electrónica se caracteriza por su rápido crecimiento debido a la rápida obsolescencia que están adquiriendo los equipos electrónicos y por la mayor demanda de estos en todo el mundo, entre otros factores, de esta manera La ONU calcula que se producen en torno 50 millones de toneladas de esta clase de residuos al año.
El tratamiento inadecuado de la basura electrónica ó e-waste puede ocasionar graves impactos en el medio ambiente y poner en riesgo la salud de la humanidad en general.
La basura electrónica se caracteriza por su rápido crecimiento debido a la rápida obsolescencia que están adquiriendo los equipos electrónicos y por la mayor demanda de estos en todo el mundo, entre otros factores, de esta manera La ONU calcula que se producen en torno 50 millones de toneladas de esta clase de residuos al año.
El tratamiento inadecuado de la basura electrónica ó e-waste puede ocasionar graves impactos en el medio ambiente y poner en riesgo la salud de la humanidad en general.
Un de las causas es debido
a la innovación tecnológica, que ha tenido en el último medio siglo un
crecimiento sin precedentes; esto ha permitido que tecnologías en principio
costosas, complejas y orientadas a un público determinado, sean hoy económicas,
sencillas y fácilmente utilizables en la vida cotidiana.
Este constante
desarrollo tecnológico genera un permanente recambio de los equipos eléctricos
y electrónicos que se consumen de manera doméstica; las nuevas funcionalidades
y modelos de los aparatos; la mayor accesibilidad por la disminución de los
costos y la oferta constante de “la novedad”, hacen que estos productos se
tornen obsoletos con mayor rapidez.
Debido a esto, la
otra cara de este “boom” de consumo masivo de aparatos eléctricos y electrónicos
es la explosión en la generación de basura electrónica, la que contiene
sustancias químicas tóxicas y metales pesados y, al mismo tiempo, materiales
valiosos como oro, plata, platino o cobre.
La
velocidad con la que esta montaña de productos electrónicos obsoletos está
creciendo generará una crisis de enormes proporciones a menos que las
corporaciones de la industria electrónica, que obtienen ganancias por fabricar
y vender estos aparatos, asuman su responsabilidad.
Existen
diversos daños para la salud y el medio ambiente generado por varios de los
componentes contaminantes presentes en la basura electrónica, en especial el
mercurio, que produce daños al cerebro y el sistema nervioso; el plomo, que
potencia el deterioro intelectual, ya que tiene efectos perjudiciales en el
cerebro y todo el sistema circulatorio, además, el cadmio, que produce fallas
en la reproducción y posibilidad incluso de infertilidad, entre otras cosas; y
el cromo, que produce problemas en los riñones y a los huesos; el plástico PVC
es también muy utilizado; un celular, por ejemplo, contiene entre 500 a 1000
compuestos diferentes.
Estas sustancias peligrosas generan contaminación y exponen a los trabajadores en la fabricación de estos productos; también la colocación de este tipo de residuos en la basura, o al alcance de las manos de los recogedores de basura, es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y las soldaduras, el arsénico en los tubos de rayos catódicos más antiguos, etc.
Mientras los celulares, los monitores y los televisores están en nuestras casas no generan riesgos de contaminación; pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales, mucho disponemos de alguna computadora en la casa y en el trabajo, y aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos
Estas sustancias peligrosas generan contaminación y exponen a los trabajadores en la fabricación de estos productos; también la colocación de este tipo de residuos en la basura, o al alcance de las manos de los recogedores de basura, es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y las soldaduras, el arsénico en los tubos de rayos catódicos más antiguos, etc.
Mientras los celulares, los monitores y los televisores están en nuestras casas no generan riesgos de contaminación; pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales, mucho disponemos de alguna computadora en la casa y en el trabajo, y aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos
Estas son algunas
formas de disminuir la chatarra electrónica:
En primer término,
es importante que aprovechemos por entero la vida útil de los aparatos. Esto
requiere de cierta conciencia medioambiental que nos permita renunciar a tener
siempre lo último y más novedoso. Por ejemplo, si tu teléfono celular te parece
que se está quedando atrás tecnológicamente, pero sigue cumpliendo sus funciones
como lo que es -un teléfono-, no lo cambies.
Por otro lado,
cuando un dispositivo eléctrico o electrónico efectivamente deja de funcionar,
antes de tirarlo, puedes intentar arreglarlo.
Si esto no es
posible, es muy importante no mezclarlo con la basura común que generamos a
diario.
Muchos de sus
componentes pueden ser reciclados y otros necesitan un tratamiento especial que
impida que sus elementos liberen contaminantes.
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